martes, 23 de febrero de 2010

Dando formato a guiones de teatro

¿Cuánto tiempo, aproximadamente, representa un guión de teatro al ser llevado a escena? Dicho de otro modo, tienes una obra de teatro en la mano y quieres tener una idea de cuántos minutos de montaje representa, ¿cómo saberlo?

Si eres tú el dramaturgo que ha escrito o va a escribir el guión, hay una manera de calcular ese tiempo: solo debes usar un formato establecido. Si haces eso podrás calcular que cada página de tu texto equivale aproximadamente a un minuto de montaje.

Bueno, ¿cuál es ese formato entonces? El formato se lo debemos a Alonso Alegría. En el año 2005 él escribió una farsa surrealista breve titulada “La Aventura del Buen Formato”. A través de los dos personajes de esta obra, PAPEL y PLUMA, se nos da a conocer detalladamente el formato en cuestión. No he solicitado los permisos para redistribuir la obra de Alonso y dejar que ella misma les muestre cómo debería ser el formato. Mientras eso no suceda, en su lugar les muestro este ejemplo de cómo se ve el formato aplicado .

00 Ejemplo

Para cumplir con el formato más fácilmente he creado una plantilla de Word, misma que he publicado en este enlace. Para descargarla hay que ir al enlace anterior y presionar el botón “descargar” que aparece inmediatamente encima del documento. Grabe la plantilla en un lugar de fácil acceso. Nótese que la versión actual de la plantilla es la 1.4.  Si bien puede renombrar la plantilla (se llama “EstilosDramaturgia v1.4”) lo que no debe hacer es cambiarle la extensión al archivo (que es .dot). Para estar más tranquilos simplemente no lo renombre.

Antes de empezar hemos de registrar el nombre que queramos que aparezca como “Autor” de la obra. Esto se necesita hacer sólo una vez (a menos que usted se dedique a transcribir obras de teatro de varios autores). Para registrar el nombre solo hacemos clic derecho en la plantilla que acabamos de descargar y seleccionamos “Propiedades” como se muestra en el gráfico siguiente:

01 Propiedades

Aparecerá una ventana nueva. En ella seleccionamos “Detalles”

02 Detalles

En la hoja de detalles aparecen varios campos con información. El que nos interesa es el titulado “Comentarios”. Lo que aparezca en él será tomado como el Autor del documento y aparecerá en la cabecera de todas las páginas, tal como el formato recomienda. El campo comentarios dice inicialmente “Jorge”. En su lugar escribamos el nombre y apellido del autor.

03 Comentarios

Luego presionamos el botón “OK” que está en la parte inferior y hemos terminado la preparación.

Para empezar a escribir hagamos doble clic en la plantilla. Aparecerá una ventana de Word con un documento en blanco. Escribamos nuestro texto. Hay cuatro combinaciones de teclas que nos ayudarán a dar el formato rápidamente:

Control  Alt  P        nombre de personaje
Control  Alt  T        texto
Control  Alt  A       acotación de actuación
Control  Alt  E        acotación de escena

La mayor facilidad que da el formato es que luego de escribir el nombre del personaje en el formato adecuado, apenas se aprieta ENTER automáticamente el formato se modifica para escribir texto. Es decir, alterna automáticamente entre formato de personaje y formato de texto con solo saltar de párrafo. Si, por alguna razón, necesita dos párrafos seguidos con el mismo formato puede usar SHIFT  ENTER en lugar de solamente ENTER o usar las combinaciones de teclas ya presentadas.

Notarán que a partir de la segunda página aparece una cabecera consignando el nombre del autor, nombre del documento y número de página. Sin embargo parece haber un problema:

04 cabecera default

El problema es que al centro debe aparecer el título de la obra pero en su lugar aparece la palabra “DOCUMENTO” seguida de un número. Para “corregir” ese problema simplemente grabemos nuestro archivo. Mucho cuidado que el nombre que le pongamos a ese archivo será el nombre que aparezca como título. Por ello, grabemos el documento poniendo el nombre adecuado. Una vez hecho esto, cerremos el documento y volvamos a abrirlo. Veremos que la cabecera… no ha cambiado. Tranquilos. Eso es de esperar. Lo que se debe hacer ahora es hacer doble clic sobre la cabecera. Esto hará que se ponga en modo edición (lo notarás porque el color del texto cambia de gris a negro).

05 cabecera edicion

Luego hagamos clic derecho sobre la palabra “DOCUMENTO” que queremos modificar y en el menú que aparece seleccionamos “Actualizar campos”.

06 Actualizar campos

Listo. Inmediatamente aparecerá el título de la obra (tomado del nombre con el que se grabó el documento). Si por alguna razón aparece una ventana adicional preguntando si quiere “actualizar solo este campo” o “actualizar todo el documento”, seleccionar “solo este campo” y listo.

Finalmente, a toda la parte introductoria, personajes, etc. le doy formato como si fuera acotación de Escena. Por ahora recomiendo hacer eso. Ya haré la siguiente versión de esta plantilla para manejar este y otros temas de formato que quedan pendientes según las buenas recomendaciones de Alonso. Sin embargo, creo que más del 80% del problema queda resuelto con las sugerencias de este artículo. Olvidaba mencionar que si ya has escrito el texto sin respetar este formato y quieres convertirlo, solo tienes hacer lo mismo que dice este artículo con la salvedad de que en lugar de escribir el texto, vas a hacer “Copiar y Pegar”. Aquí se pueden presentar otros “problemas” de formato que abordaré en otro artículo pues este, ya está muy largo :)

P.D.: Agradezco a Mariana de Althaus por la información que motivó esta publicación.

sábado, 23 de enero de 2010

Por qué… para qué…

Una de las preguntas que todos debemos habernos hecho al filosofar sobre nuestra existencia es ¿por qué estamos aquí?. En algún punto de nuestras vidas nos ocupa hallar esa respuesta. Y esa respuesta suele girar alrededor del encuentro de nuestros padres y/o de nuestros abuelos. Si pasamos de lo específico ¿por qué estoy yo aquí? a lo general ¿por qué el ser humano está aquí? y ese aquí es este planeta, llegaremos tal vez hasta una de las teorías de la creación y filosofemos alrededor de la gran explosión o el Todopoderoso.

Pues bien, “¿por qué?” es una pregunta muy interesante y compleja, pero siento que no marca tanto a una persona. Saber que estás aquí porque tus padres se conocieron hace 20, 30 o 40 años puede pasar a ser un “dato histórico” para uno. Al menos es así para mí. Claro que si a esto sumas que estás aquí porque también tuviste los cuidados y cariño de quienes te criaron eso ya no tiene nada de “histórico” sino que se torna bastante concreto. Ese dato genera un sentimiento de agradecimiento hacia quienes están detrás de ese porqué pero no siento que marque un camino a futuro (excepto el de retribuir ese cariño).

Si cambiamos nuestra pregunta inicial a ¿para qué estamos aquí? creo que la cosa se pone mucho más compleja. Y esa respuesta es, efectivamente, la que marca (o explica) lo que hacemos de nuestras vidas. Saber para qué estoy yo aquí me ayudaría a que todos los días haga cosas específicas para acercarme a ese objetivo. Claro, uno puede “tropezar” en el camino pero ya queda claro cuál es ese camino.

Ojo que no hay respuesta correcta. Sin embargo, podríamos convenir en que, “estar aquí para pasarla bien” es una respuesta muy vaga: ¿qué es pasarla bien? ¿dormir o salir de fiesta? Tal vez de más ayuda sea “estar aquí para celebrar con mis amigos todos los días”. Es bastante más específico y ayuda a tener un comportamiento que ayude a lograr ese para qué. Estar aquí para “amar” también es un poco vago y pasivo pues puedo “amar” estando sentado todo el día en una silla sin hacer nada. Se podría seguir discutiendo si hay un solo para qué en la vida o va cambiando según uno “madure”. Por lo pronto está claro que: (1) es una pregunta que marca el comportamiento de la persona; (2) cada uno tiene su “para qué”; (3) uno hace cosas o sigue diversas estrategias para lograr ese “para qué”.

¿Qué tiene que ver esto con el teatro? Pues acabo de aprender que esto es exactamente igual en el teatro. Un personaje sale a escena para algo concreto y trascendente. En palabras de Gustavo López, nuestro profesor, “si no sé para qué entro a escena mejor me quedo afuera”. En ese para qué radica lo que hace el personaje en escena y es la esencia de la actuación.

A medida que internalice este potente concepto, iré contando mis aprendizajes.

lunes, 4 de enero de 2010

Retomando el camino…

Retorno a este blog luego de mucho tiempo y a punto de iniciar ya el tercer módulo de estudios en el CFT Aranwa. Abandoné el blog no porque dejara mi persecución de llegar a ser “medium” (o bajaran las ganas) sino más bien porque por un tema de prioridades este blog quedó “des-priorizado” (además de estudiar actuación, trabajo full time en una empresa de tecnología y además soy profesor).

Quedé con varios pendientes. Entre ellos terminar mis resúmenes del libro “El Espacio Vacío” de Peter Brook, poner mis resúmenes de mis lecturas de Stanislavski, contar lo extraordinario que fue para mí el segundo semestre del año (con Mateo Chiarella como profesor) semestre en el que, además de estudiar acerca de la construcción del personaje, pude participar en un par de muestras en la escuela, mismas que me han dado un “poquito” más de tablas que se suman a las que me dio el segundo módulo. Todo suma para llegar a ser médium.

Además, he visto obras de teatro que me gustaron mucho. Espero no olvidarme de ninguna de ellas en esta relación: “Volpone”,  “Esta obra es un desastre”, “Sin título, técnica mixta”, “Cabaret”, “Lamiak”,  “Incierto Concierto”, “Adiós Ayacucho”, “Los músicos ambulantes”, “Las Brujas de Salem”, “Respira”, y, por supuesto, “Don Juan regresa de la guerra”. Si me olvidé de alguna ampliaré en un artículo posterior.

Respecto de mi motivación para seguir, clases de voz (terapia de fonoaudiología, en realidad), de baile (tap) y de música (autoestudio) son solo un reflejo de las ganas que tengo de seguir este camino. Por ahí se vienen unas de dramaturgia… a ver si puedo meter letras en mi cabeza de ingeniero.

Finalmente, algunos amigos del teatro que leyeron este blog, me preguntaron sobre la intención que llevo al publicar “las clases” aquí y si eso podría ser una infidencia de mi parte. Repito mi intención: este blog es simplemente mi cuaderno de clases. En lugar de escribir en un cuaderno tradicional (con mi pésima caligrafía y con mi lentitud para escribir a lapicero) lo hago electrónicamente para que, además de que me sea más fácil preservarlo y consultarlo, algún entendido en la materia pueda comentar, corregir, añadir, o complementar alguna opinión o aprendizaje que vaya teniendo a lo largo de mi carrera como estudiante de actuación y, a futuro, como actor. No publico algo aquí porque ya lo sepa sino porque quiero saberlo y entenderlo bien y escribiéndolo y leyendo los comentarios lo aprenderé mejor. Por ello comentaré aquí lo que entendí de las cosas que aprendí en clase, del profesor o de mis compañeros. Habrá algunas excepciones, por supuesto, cuando la delicadeza de la información lo requiera (o simplemente me lo soliciten). Además, desde hace buen tiempo en Internet se publican oficialmente en video clases de reputadísimas instituciones como la Universidad de Stanford o el Massachusetts Institute of Technology. Muchísimas de estas clases son sobre ciencias: materias muy “duras y frías” que, se puede argüir, es menos propensa a necesitar de la interacción personal que el enseñar actuación. Puedo entender que un ingeniero pueda graduarse estudiando solamente a través de Internet. Pero no podría entender a un escultor, pintor o actor que se gradúe estudiando del mismo modo. Que las instituciones compitan entre sí solo porque la una no sabe cuál es el syllabus que usa la otra es un sinsentido que, nuevamente, los videos anteriores comprueban. Al contrario, el hecho de que una sepa qué y cómo dicta las materias otra institución no lleva sino a la mejora global del sistema educativo. Si, pretenciosamente de mi parte, este blog ayuda a que pase eso con el teatro, aunque sea un poquito, en algo he contribuido a lo que todos queremos: un mejor teatro. Por ello, espero que estén de acuerdo conmigo en que aprender a actuar no es solo repetir tres conceptos aprendidos sino que es más bien un arte, una esencia que se transmite de profesor a alumnos en el espacio… vacío.

lunes, 20 de julio de 2009

¡Feliz cumpleaños, “Yuyas”!

El día de ayer domingo 19 de julio fui a la casa de los Yuyachkani a ver la puesta en escena de “Santiago” y me di con la sorpresa de que este extraordinario grupo cumplía 38 años de formado. Increíble, toda una vida (exactamente equivalente a la mía) dedicada al arte en su acepción más amplia. Actores extraordinarios, músicos de polendas, atletas… increíble ver tanta disciplina y tanto amor por el teatro.

Desde esta diminuta tribuna un saludo para ellos.

miércoles, 17 de junio de 2009

Fin del primer semestre de estudio

Como comentara en un artículo anterior, el primer semestre de estudios acabó con una “clase abierta”, “muestra” o “función” que duró tres días.  Aquí adjunto el programa de mano que se repartiera en dichas funciones. Para mí, esta experiencia ha sido fundamental para redondear el aprendizaje del primer semestre. Realmente es el público quien completa una obra de teatro.  Finalmente, si pudiera sacar una sola oración de todo lo aprendido, me quedaría con la imperiosa necesidad de “realmente entender el texto que se está diciendo”.

 mayo-2009-A

mayo-2009-B

mayo-2009-C

mayo-2009-D

sábado, 6 de junio de 2009

Ya “estrenamos”

Ayer 5 de junio de 2009 a las 8 p.m. se inició la mini temporada que clausura el primer módulo de estudios. ¿La obra? Dos partes: la primera muestra el trabajo de cuerpo y voz a través de unos ejercicios e improvisaciones. La segunda parte es una parte de “El Juglarón” de León Felipe, y una escena de “Julio César” de W. Shakespeare. A mí me tocó ser “uno de los Marco Antonio”.  Ya se los contaré.

Los dejo con el texto de mi monólogo en la obra. Es Marco Antonio reaccionando ante César muerto, luego de que Bruto insta al pueblo a escuchar “la apología de sus glorias” en boca de Antonio que tiene otros planes en mente…

¡Amigos romanos, compatriotas, prestadme atención! ¡Vengo a inhumar a César, no a ensalzarle! ¡El mal que hacen los hombres perdura sobre su memoria! ¡Frecuentemente el bien queda sepultado con sus huesos! ¡Sea así con César! El noble Bruto os ha dicho que César era ambicioso. Si lo fue, era la suya una falta grave, y gravemente la ha pagado. Con la venia de Bruto y los demás, pues Bruto es un hombre honrado, como son todos ellos, hombres todos honrados, vengo a hablar en el funeral de César. Era mi amigo, para mí leal y sincero; pero Bruto dice que era ambicioso. Y Bruto es un hombre honrado. Infinitos cautivos trajo a Roma, cuyos rescates llenaron el tesoro público. ¿Parecía esto ambición en César? Siempre que los pobres dejaban oír su voz lastimera, César lloraba. ¡La ambición debería ser una sustancia más dura! No obstante, Bruto dice que era ambicioso, y Bruto es un hombre honrado. Todos visteis que en las Lupercales le presenté tres veces una corona real, y la rechazó tres veces. ¿Era esto ambición? No obstante, Bruto dice que era un hombre ambicioso, y, ciertamente, es un hombre honrado. ¡No hablo para desaprobar lo que Bruto habló! ¡Pero estoy aquí para decir lo que sé! Todos le amasteis alguna vez, y no sin causa. ¿Qué razón, entonces, os detiene ahora para no llevarle luto? ¡Oh raciocinio! Has ido a buscar asilo en los irracionales, pues los hombres han perdido la razón… ¡Perdonadme un momento! ¡Mi corazón está ahí, en ese féretro, con César…

miércoles, 27 de mayo de 2009

No me he ido

Aquí estoy. No he publicado artículo alguno durante estos días por la conjunción de muchas cosas, además de la “pereza”. Examen final. Clase abierta, montaje o muestra de fin de primer semestre. Lecturas y relecturas de Brook y Stanislavski (cuyos resúmenes aún les “debo”). La chamba (laburo, trabajo, etc.) Pero aquí estoy. Memorizando una escena de “Julio César” que será parte de este final.