Desde hace días da vueltas por mi cabeza la idea de justificar apropiadamente la importancia del cuerpo para el actor. Escribí “mejor teatro, mejor persona” y la justificación que allí di sobre la materia me parece buena pero no sé si hago justicia a dicha importancia. Justamente leyendo “El espacio vacío” de Peter Brook, obra sobre la cual publicaré un resumen prontamente, encuentro este párrafo que me parece útil para lograr mi objetivo:
“Por sí sola, la flexión de los músculos no desarrolla ningún arte, de la misma manera que las escalas no hacen a un pianista ni los ejercicios digitales mueven el pincel de un pintor; sin embargo, todo gran pianista ejercita sus dedos durante muchas horas diarias y los pintores japoneses se esfuerzan a lo largo de toda su vida en trazar un círculo perfecto. El arte interpretativo es en ciertos aspectos el más exacto de todos, y el actor se queda a medio camino si no se somete a un aprendizaje constante.”
Peter Brook, “El Espacio Vacío”
1968
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